El Ópalo tiene una composición parecida a la del cuarzo, del que se diferencia porque tiene moléculas de agua en su interior. Por lo tanto es duro, pero sin embargo es muy frágil y ligero ya que expuesto al aire pierde sus moléculas de agua y aparecen pequeñas fracturas.
Sus característicos y variables colores internos se deben a la dispersión de la luz, que varía según el ángulo de visión y la dimensión de las partículas.