El ágata no es un mineral específico, sino un conjunto de variedades microcristalinas del cuarzo (sílice).
El ágata se encuentra en rocas volcánicas cuyo tamaño puede variar desde milímetros a varios metros. Se caracteriza por presentar una serie de bandas concéntricas de colores similares, opacos y translúcidos, que recuerdan el corte de un tronco de árbol en sentido circular. Puede adoptar diversas formas y presentarse en muchas variedades. Es una roca dura, dureza 7 y resistente a los reactivos químicos.
Las ágatas son minerales que sirven para asentar las energías y aportar equilibrio físico, emocional e intelectual a la persona. Ayudan a centrar y estabilizar la energía física.
Tienen el poder de armonizar el ying y el yang, fuerzas positivas y negativas, además de calmar y aliviar.
Psicológicamente facilita la aceptación de uno mismo fomentando la autoconfianza, ayuda a mejorar la concentración, la percepción y las habilidades analíticas de uno mismo.